En un sentido amplio, el marketing de buscadores puede definirse como el conjunto de técnicas e instrumentos utilizados para mejorar el posicionamiento de una página web, incluyendo estrategias de posicionamiento orgánico o natural (SEO) y metodologías de posicionamiento pago o por publicidad (SEM).
Como se sabe, los buscadores son páginas con algoritmos sofisticados que permiten a los usuarios resolver dudas y encontrar información. A partir de criterios semánticos y matemáticos, los buscadores son capaces de discernir si una web es pertinente para una determinada búsqueda. Así, realizan un ranking de todos los sitios web de los que tienen constancia y los muestran a sus usuarios: primero aparecen los anuncios de pago y luego los resultados orgánicos. El marketing de buscadores opera, precisamente, sobre todos estos resultados.
El SEO (Search Engine Optimization) consiste en la obtención de tráfico mediante resultados orgánicos en los buscadores. Supone actividades como análisis y búsqueda de palabras clave, publicación frecuente de contenido de calidad, estrategias de enlaces internos y externos, etc. La principal ventaja del SEO es su rentabilidad, puesto que no implica gastos fijos por anuncio. Sin embargo es muy eficaz para mejorar sustancialmente la imagen de marca, conseguir autoridad en la red y lograr prestigio en un determinado rubro.
Por su parte, el SEM (Search Engine Monetization), que suele identificarse mucho más con el marketing de buscadores que el SEO, constituye una forma rápida y segura de atraer tráfico cualificado. El SEM permite dar visibilidad a una marca y segmentar muy detalladamente al público objetivo al que se desea llegar con un anuncio. No sólo ofrece la posibilidad de ajustar el presupuesto de una campaña, sino que además permite realizar un seguimiento en tiempo real de los resultados, para calcular objetivamente el retorno de la inversión obtenido.
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